Hoy hemos decidido ir a probar el único asiático (chino) de todo el pallars.
Al entrar al restaurante nos a extrañado que en el comedor no hubiera nadie comiendo, pero bueno, al ser un día de cada día podría ser normal.
La chinita que nos ha atendido no sabia nuestro idioma y encima la carta estaba en catalán, suerte al idioma universal, con el dedo señalando lo que queríamos.
La ensalada y el rollito de primavera estaban muy buenos, ese era el primer plato. El segundo plato era arroz tres delicias y tallarines fritos, bien, aquí a llegado el problema, los tallarines, al ser un "plato asiático", venia con una guarnición "típica de allí", cucarachillas fritas. Las hemos ido evitando y en esas que ha venido el tercer plato, pollo con salsa picante y ternera con pimientos, pero claro, ya no sabíamos del cierto si estos otros platos llevaban alguna sorpresa escondida y al no fiarnos hemos finalizado la comida.
Suerte que el menú de estos restaurantes son a siete euros, pero no se justifican los intrusos.
Tanta leyenda urbana que en los chinos se come gato, o los propios chinos cuando se mueren, que nunca nos hemos fijado en los insectos que nos ponen en los platos.
Al entrar al restaurante nos a extrañado que en el comedor no hubiera nadie comiendo, pero bueno, al ser un día de cada día podría ser normal.
La chinita que nos ha atendido no sabia nuestro idioma y encima la carta estaba en catalán, suerte al idioma universal, con el dedo señalando lo que queríamos.
La ensalada y el rollito de primavera estaban muy buenos, ese era el primer plato. El segundo plato era arroz tres delicias y tallarines fritos, bien, aquí a llegado el problema, los tallarines, al ser un "plato asiático", venia con una guarnición "típica de allí", cucarachillas fritas. Las hemos ido evitando y en esas que ha venido el tercer plato, pollo con salsa picante y ternera con pimientos, pero claro, ya no sabíamos del cierto si estos otros platos llevaban alguna sorpresa escondida y al no fiarnos hemos finalizado la comida.
Suerte que el menú de estos restaurantes son a siete euros, pero no se justifican los intrusos.
Tanta leyenda urbana que en los chinos se come gato, o los propios chinos cuando se mueren, que nunca nos hemos fijado en los insectos que nos ponen en los platos.
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