Bañito mañanero ya rutinario a la playa de Joan y Andrea, a probar las gafas de buceo, genial agua clara y pececitos alrededor de los pies. Un poquito de desnudo, sol, fotos y a caminar hasta llegar a una islita donde pasas caminando por el agua.
Desde arriba en el mirador se ve un poco la forma peculiar que tiene la isla, de como se estrecha y se ensancha, y siempre rodeada de agua
y dirección a el otro faro el de la Mola, encima de un gran precipicio, para alumbrar y avisar a los marineros de la presencia de tierra.
Mientras aprovechamos las horas muertas en una agradable y necesaria sesión de pelu (ya que maoma no va a la montaña, la montaña va a maoma)
Por la tarde visitamos el curioso bosque con unos arboles originales que se aferran al suelo por el aire y el clima de la isla, can Marroig.
Y luego, siguiendo el camino nos lleva a la punta de la Gavina, a ver precipicios y donde el suelo es “escarpado” y tiene unas piscinas naturales, y una cueva curiosa.
Las casetas típicas y peculiares donde los pescadores guardan sus barquitas, están protegidas y no se pueden tocar, pero les da un toque característico a las ya hermosas playas blancas.
Creo que se nos esta haciendo corto, a pesar de que la isla es pequeña, se necesita tiempo para combinar el descansar y disfrutar de las playas y el visitar los pequeños y bellos rincones que esconde esta isla.
Estos días estamos comiendo de lujo, pobre!, tenemos al cocinero estresado, jajajaja, un día macarrones con bechamel y cenar tostadas con butifarra y tortilla, otro patatas chips, pollo y berenjenas rebozadas, cenar bocata, hoy patatas con judías y zanahoria y un poco de pescado (emperador), esto es de lujo, hotel seis estrellas.
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