lunes, 25 de octubre de 2010

la nieve

Mirando por la ventana se ve la montaña de enfrente cubierta de una blanca y fría capa de nieve.
Las chimeneas humeando del cálido fuego que hay en su interior, y en el aire el olor a hollín.

Llueve y esta nublado, de repente el sol asoma de entre ellas para alegrar el día, las nubes insisten y lo vuelven a esconder para dejar caer una fina lluvia, que ahí arriba se convierten en copos de nieve.


No lo podemos evitar y por la tarde, como unos niños impacientes, nos vamos a ver la nieve de cerca, a tocarla y pisarla, pero sobre todo a pasar mucho frío.

A medida que vamos subiendo contemplamos las montañas de color blanco roto, que en contraste con los colores del otoño, dejan un bonito lienzo.

Cada vez la carretera se complica por el temporal (ya hacen falta cadenas en el Port de la Bonaigua).

Y por el camino nos encontramos a unas listas vacas, que al ver el tiempo y ver que el final de los días soleados a terminado, deciden bajar (eso si, siguiendo la carretera y a paso tranquilo pero decidido, y siempre las pequeñas siguiendo a las veteranas que son las que saben de todos los años) para encontrarse en sus confortables refugios de invierno.

Al volver para casa, y en medio de la nada, se nos cruza a un palmo del coche un inmenso jabalí (después de ya verle el culo, se dispara la adrenalina, vaya susto).

Después de reaccionar, le tiro una foto (es ese punto negro que se ve entrando en los arboles, en movimiento y lejos, pero aun así se ve grande).

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