Paramos a comer a un chino, que hacia un montón que no íbamos y tenia unas ganas!!! La comida buenisima y super barata, te ponen tres platos y postre, me lo paso pipa comiendo con los palillos.
Después a la playa, a relajarnos con el sonido y el olor del mar y acariciar la suave arena. Una desierta playa, en la que de aquí cuatro días estará llena de cuerpos estirados al sol y correteando por el agua.
Luego a cenar unas pizzas a pie de playa, todo muy romántico. (Con aceite picante por encima de la pizza, le da un toque de sabor .... mmm)
Y por ultimo visita a los molinos, a mirar los "fuegos artificiales" desde el coche.
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