miércoles, 26 de mayo de 2010

diario de un caracol (Italia)

No esperábamos que el día fuera así, sabíamos que era complicado pero no para esos extremos.

De la maravillosa Austria y el Tirol nos vamos hacia Génova Italia, ocho horas conduciendo y 635 kilómetros.

Las autopistas carísimas, de 20 euros en las cinco paradas, no bajamos, encima están en obras, todo son curvas increíbles, de dos carriles donde no se puede adelantar,…

Llegamos a los camping y no sabemos si son asentamientos gitanos o parquings o los campings en sí, no nos fiamos y por fin encontramos uno no poco más en condiciones que lo esmentado, pero más de fiar.

El lavabo es un agujero en el suelo, menos en uno que tienes que bajar la tapa y luego al sentarte la tapa se levanta sola y sale un espray para limpiarla y si no te das cuenta te limpia la mano.

Nos vamos a cenar un poco de carpaccio, unas pizzas y un poco de vino (jijijiji), un poco de romanticismo, aunque nada de ver la playa, bueno verla si, tocarla no, era toda vallada, se tiene que pagar os lo podéis creer! Luego dicen de los catalanes, pero aquí estoy pagando más que en ningún lado.


Creo que Italia y los italianos no me caen muy bien (lo siento, no tendría que generalizar, pero es que vaya día), los pueblos pequeños, sucios, viejos y desorganizados.

Lo que me llevo de Italia es un esqueje de jazmín (robado), que lo más seguro es que no llegue ni a casa, que por el camino se acabe de morir.

Mañana temprano para Francia, nos queríamos quedar un día mas, pero visto el panorama mejor ir tirando. Y que también estamos cansados y no se disfruta y las cosas no se ven igual (se nota en mi escritura poco entusiasta).

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